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Mostrando entradas de julio, 2018

El frondoso norte. Segunda parte

Dejo atrás la casona de Juan Fernández de Lugo Señorino y la ermita de Santa Lucía en su particular entorno, tomo la antes sinuosa y ahora más recta carretera, continúo observando las altas y verdes montañas a mi izquierda, me desvío y entro al núcleo del pueblo, silencioso, aunque con puntallaneros y visitantes curiosos. La iglesia de San Juan Bautista, erguida hace siglos se mantiene elegante, uno espera que su entrada estuviera en el frente, pero este templo las tiene en los laterales, pude escuchar el repique de sus campanas; cada templo tiene su sonido característico.  Llegamos a la Galga, me vino a la memoria la alta atalaya natural que preside una estatua que parece desafiar al vacío, rodeada de longevos Dragos. La recompensa es magnífica, tanto si llegas en coche o a pie, más meritorio esto último, desde lo más alto podemos divisar todo lo que nos alcance la vista, el puente de Los Sauces, sobre el barranco de los Tilos, o en la costa del municipio vecino —más alejado— e

El frondoso norte

El frondoso norte, con sus altas montañas y hondos barrancos, con su verde monte y canela tierra. Sinuosas carreteras cruzando túneles nos guían avistando laureles, sauces, pinares… Llegamos a Tenagua, actualmente conocido como Puntallana. Existe un lugar llamado Santa Lucía, en él una modesta ermita lleva su nombre y enfrente se erige una casa rodeada de gruesos muros para proteger su intimidad, la fachada de la ermita la mira pero el gran portón de la vieja casona la impide ver, la casona siente pena de su estado en perenne deterioro y es que más de 500 años de existencia sin cuidado alguno se notan. La ermita, cuidada en acceso y entorno está de buen ver pero la casona, que perteneció a Juan Fernández de Lugo Señorino dista mucho de lo que antaño fue, solo quedan vestigios que solo indagando en la historia podemos conocer. Hoy sus jardines y entrada con maleza de tamaño casi humano nos intimidan, sus largos balcones apenas conservan sus cristales y sus techos frágiles y quebradi